En el artículo sobre Escuelas Literarias mencionaba de pasada el realismo mágico (dentro de la amplia y rica historia del realismo en general). Es hora de dedicarle un apartado completo. Para una introducción histórica básica podéis mirar el artículo sobre «Realismo mágico» en Wikipedia.
Se trata, por tanto, de un movimiento literario, que alcanza su máxima expresión a mediados del siglo XX, impulsado sobre todo por la narrativa iberoamericana, pero también por otros autores como Günter Grass, Salman Rushdie o Milan Kundera. Pero también podemos rastrear su influencia en el cine, con obras como Zelig o La rosa púrpura del Cairo, de Woody Allen.
No hay que confundir nunca el realismo mágico con el género fantástico. Por definición y práctica, el realismo mágico se circunscribe a una forma de narración en la que, desde el realismo, se introducen elementos mágicos (si se quiere, se podrían llamar fantásticos, o irreales, o surrealistas, o … dependería de cada obra), elementos que los personajes perciben como naturales. Este último punto es esencial, los personajes de cualquier narración que se englobe en la etiqueta de realismo mágico no son conscientes en absoluto de ninguna anomalía respecto a la realidad de su mundo.
El término realismo mágico fue usado por primera vez por el crítico de arte alemán Franz Roh, en 1925, pero no para la literatura, sino para una corriente expresionista en pintura, caracterizada igualmente por incorporar elementos de fantasía y de irrealidad en una pintura de fondo realista.
Alejo Carpentier utiliza el término «lo real maravilloso» en la introducción a su novela «El reino de este mundo» (1949), aunque los críticos no se ponen de acuerdo en identificar ambos términos. Más bien parece que lo real maravilloso estaría más imbricado en los mitos y culturas africanas e indígenas, con un lenguaje muy barroco, lo que no sucede en otros autores del realismo mágico, pero todo ello no deja de estar en permanente discusión y debate.
Sea como sea, el realismo mágico es una corriente literaria que tiene antecedentes, que podrían alejarse tanto como para llegar al Barroco literario del siglo XVI o a la novela gótica del siglo XVIII, o acercarse tanto como para pensar en el movimiento surrealista del siglo XX.
Realismo mágico: características
Si tuviéramos que hacer un resumen de los principales elementos que subyacen en una obra adscrita a esta tendencia, mencionaríamos los siguientes:
- Realismo aparente, con fragmentos de pura irrealidad.
- Integración natural de los elementos mágicos o fantásticos en la narración.
- Antecedentes en el barroco, en el gótico, en el surrealismo.
- Elementos sobrenaturales en la narración casi nunca explicados.
- Papel del narrador mostrando lo irreal como natural.
- Personajes inconscientes de la dimensión trascendente de la existencia.
- Valor de la muerte como elemento primordial que une el discurso, sin que apenas se note.
- Relativismo de la verdad, como sinónimo de la realidad.
- Enfoque metafísico del tiempo y del espacio.
- Atmósfera intimista en relación a los personajes, con detalles «reveladores».
- Integración de mitos, leyendas, culturas del paisaje natural propio en cada territorio.
Realismo mágico: obras y autores
Dentro de las obras y autores del realismo mágico, podemos resaltar unos cuantos, a modo de ejemplo:
- Arturo Uslar Pietri: La lluvia (cuento de 1935). Sería el antecedente más antiguo.
- Jorge Luis Borges: Ficciones (1941), El Aleph (1949).
- Miguel Ángel Asturias: El señor presidente (1946), Hombres de maíz (1949).
- Alejo Carpentier: El reino de este mundo (1949), El siglo de las luces (1963).
- Julio Cortázar: Bestiario (1951), Final de juego (1956).
- Juan Rulfo: Pedro Páramo (1955).
- Günter Grass: El tambor de hojalata (1959).
- Carlos Fuentes: La muerte de Artemio Cruz (1962).
- Gabriel García Márquez: Cien años de soledad (1967), Crónica de una muerte anunciada (1981).
- Milan Kundera: El libro de la risa y el olvido (1978).
- Salman Rushdie: Hijos de la medianoche (1980).
- Mario Vargas Llosa: La guerra del fin del mundo (1981).
- Laura Esquivel: Como agua para chocolate (1989).
Podríamos citar más autores y obras, como Elena Garro, pero creo que la relación anterior da una idea general del movimiento literario conocido como realismo mágico, con antecedentes como Borges, Asturias, etc. Se considera a veces como primera obra netamente mágico-realista la novela de Rulfo Pedro Páramo, pero no deja de estar en perpetua discusión la inclusión o no de autores y obras a una determinada corriente. También se considera a Quevedo, por citar a otro autor, como un precedente en ciertos aspectos del realismo mágico, por no decir Rabelais, Laurence Sterne, etc.
En un sentido más restrictivo, por supuesto el realismo mágico estaría unido casi exclusivamente a la narrativa iberoamericana que se desarrolló a partir de los años 60 del siglo XX, por diversas causas que sería largo enumerar en un artículo breve.
Foto de Chechi Peinado, en Flickr.
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Falta introducir a Elena Garro
Hola, Flor…
Lo tendré en cuenta, gracias.
Un saludo cordial
¿Dirías que La metamorfosis, de Kafka, es realismo mágico?
Por otro lado, en mi humilde opinión, el nombre de esta corriente literaria no es el más acertado. Quizá en origen sí lo fuera, pero si La metamorfosis cae dentro del realismo mágico yo veo más apropiado «realismo alternativo», por afinidad con la locución realidad alternativa, obviamente.
Saludos.
Hola…
Bueno, lo incómodo de las etiquetas es que no siempre van bien. Pienso que Kafka es inclasificable. Partiendo de ahí…
Muchas gracias por el comentario. «Alternativo» es un epíteto que funciona en cualquier contexto. Lo de «mágico» está muy asentado, por otro lado.
Un saludo muy cordial
Alejo Carpentier, pertenece al realismo maravilloso, mientras que Borges y Cortázar se ubican más dentro del realismo fantástico
Me fue de mucha ayuda
El tema es perfecto me ayudo
En lo que estaba buscando
bueno chiquillos cabros vengo a comentarle ahhhhh xd esto: El poeta chileno fue todo un icono para una generación. El amor fue uno de los ejes de la obra de este Premio Nobel de literatura, al igual que el compromiso político. Aquí puedes leer 5 poemas de Pablo Neruda.
Agua sexual
Rodando a goterones solos,
a gotas como dientes,
a espesos goterones de mermelada y sangre,
rodando a goterones,
cae el agua,
como una espada en gotas,
como un desgarrador río de vidrio,
cae mordiendo,
golpeando el eje de la simetría, pegando en las costuras del
alma,
rompiendo cosas abandonadas, empapando lo oscuro.
Solamente es un soplo, más húmedo que el llanto,
un líquido, un sudor, un aceite sin nombre,
un movimiento agudo,
haciéndose, espesándose,
cae el agua,
a goterones lentos,
hacia su mar, hacia su seco océano,
hacia su ola sin agua.
Veo el verano extenso, y un estertor saliendo de un granero,
bodegas, cigarras,
poblaciones, estímulos,
habitaciones, niñas
durmiendo con las manos en el corazón,
soñando con bandidos, con incendios,
veo barcos,
veo árboles de médula
erizados como gatos rabiosos,
veo sangre, puñales y medias de mujer,
y pelos de hombre,
veo camas, veo corredores donde grita una virgen,
veo frazadas y órganos y hoteles.
Veo los sueños sigilosos,
admito los postreros días,
y también los orígenes, y también los recuerdos,
como un párpado atrozmente levantado a la fuerza
estoy mirando.
Y entonces hay este sonido:
un ruido rojo de huesos,
un pegarse de carne,
y piernas amarillas como espigas juntándose.
Yo escucho entre el disparo de los besos,
escucho, sacudido entre respiraciones y sollozos.
Estoy mirando, oyendo,
con la mitad del alma en el mar y la mitad del alma
en la tierra,
y con las dos mitades del alma miro al mundo.
y aunque cierre los ojos y me cubra el corazón enteramente,
veo caer un agua sorda,
a goterones sordos.
Es como un huracán de gelatina,
como una catarata de espermas y medusas.
Veo correr un arco iris turbio.
Veo pasar sus aguas a través de los huesos.
Ahora es Cuba
Y luego fue la sangre y la ceniza.
Después quedaron las palmeras solas.
Cuba, mi amor, te amarraron al potro,
te cortaron la cara,
te apartaron las piernas de oro pálido,
te rompieron el sexo de granada,
te atravesaron con cuchillos,
te dividieron, te quemaron.
Por los valles de la dulzura
bajaron los exterminadores,
y en los altos mogotes la cimera
de tus hijos se perdió en la niebla,
pero allí fueron alcanzados
uno a uno hasta morir,
despedazados en el tormento
sin su tierra tibia de flores
que huía bajo sus plantas.
Cuba, mi amor, qué escalofrío
te sacudió de espuma la espuma,
hasta que te hiciste pureza,
soledad, silencio, espesura,
y los huesitos de tus hijos
se disputaron los cangrejos.
Amor
Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte
la leche de los senos como de un manantial,
por mirarte y sentirte a mi lado y tenerte
en la risa de oro y la voz de cristal.
Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos
y adorarte en los tristes huesos de polvo y cal,
porque tu ser pasara sin pena al lado mío
y saliera en la estrofa -limpio de todo mal-.
Cómo sabría amarte, mujer, cómo sabría
amarte, amarte como nadie supo jamás!
Morir y todavía
amarte más.
Y todavía
amarte más
y más.
Ángela adónica
Hoy me he tendido junto a una joven pura
como a la orilla de un océano blanco,
como en el centro de una ardiente estrella
de lento espacio.
De su mirada largamente verde
la luz caía como un agua seca,
en transparentes y profundos círculos
de fresca fuerza.
Su pecho como un fuego de dos llamas
ardía en dos regiones levantado,
y en doble río llegaba a sus pies,
grandes y claros.
Un clima de oro maduraba apenas
las diurnas longitudes de su cuerpo
llenándolo de frutas extendidas
y oculto fuego.
Barrio sin luz
¿Se va la poesía de las cosas
o no la puede condensar mi vida?
Ayer -mirando el último crepúsculo-
yo era un manchón de musgo entre unas ruinas.
Las ciudades -hollines y venganzas-,
la cochinada gris de los suburbios,
la oficina que encorva las espaldas,
el jefe de ojos turbios.
Sangre de un arrebol sobre los cerros,
sangre sobre las calles y las plazas,
dolor de corazones rotos,
podre de hastíos y de lágrimas.
Un río abraza el arrabal
como una mano helada que tienta en las tinieblas:
sobre sus aguas se avergüenzan
de verse las estrellas.
Y las casas que esconden los deseos
detrás de las ventanas luminosas,
mientras afuera el viento
lleva un poco de barro a cada rosa.
Lejos… la bruma de las olvidanzas
-humos espesos, tajamares rotos-,
y el campo, ¡el campo verde!, en que jadean
los bueyes y los hombres sudorosos.
Y aquí estoy yo, brotado entre las ruinas,
mordiendo solo todas las tristezas,
como si el llanto fuera una semilla
y yo el único surco de la tierra.
Poesía en Zenda
Alguien conoce a Iverna Codina?
:V
Me agrada mucho «final del juego» de Julio… la adaptación a teatro, ¿como puedo conseguir el texto dramático?
Hola…
Pues, no sé… Tal vez en:
http://www.cervantesvirtual.com/obras/autor/cortazar-julio-1914-1984-2951
Saludos