Redundancia y pleonasmo en la lengua escrita

La redundancia se define como la reiteración o repetición continuada de datos en un acto de comunicación (oral o escrito). El pleonasmo es un tipo particular de redundancia. Se aplica sobre todo a los vocablos o expresiones de una frase. En este artículo voy a hablar del pleonasmo como vicio lingüístico aunque, como veremos, existen excepciones a esta regla.

Pleonasmo

Los ejemplos más corrientes que se suelen poner para ilustrar el vicio del pleonasmo son algunos como estos:

Sube para arriba.

Baja para abajo.

Entra para adentro.

Es obvio que en los verbos anteriores ya están incluidos los diversos complementos adverbiales. En principio, no es necesario efectuar la reiteración. Siempre se sube «para arriba». Si una madre le dice a su hijo, desde una ventana, «sube aquí arriba», por lo menos el «arriba» sobra. La frase «sube aquí» la podríamos aceptar, puesto que la madre podría enviar al hijo al primer piso, al segundo, etc. (para un recado, por ejemplo).

Por supuesto, no siempre el verbo se utiliza en un sentido literal. Si decimos «salir afuera» (con el significado de movimiento) incurrimos en pleonasmo. Pero expresiones tales como «salir adelante» o «salir reforzado» no tienen una implicación de movimiento. El verbo, en estos casos, incide en otro sentido.

Ejemplos de pleonasmo

Haré una lista previa, aunque después comentaré alguno de los siguientes ejemplos:

  • Regalo gratis.
  • Mentira falsa.
  • Hecho real.
  • ¡Ven aquí!
  • Beber líquidos.
  • Mi propia opinión personal.
  • Hielo frío.
  • Tengo que verlo con mis propios ojos.
  • Se acaba de acabar.
  • Vuelva usted a empezar de nuevo.
  • El día de hoy.
  • Mi único amor, mi soporte, mi consuelo.

Comentarios sobre los ejemplos anteriores

Algunos de los ejemplos expuestos casi no merecen comentarios. Son muestras de pleonasmos claros («se acaba de acabar» o «el día de hoy»). Bastaría con expresarlo correctamente («se ha acabado», «hoy»). Sin embargo, otros casos de pleonasmo merecen una atención especial.

Por ejemplo, la expresión bastante común «basado en hechos reales». En teoría todos los hechos son reales, de ahí que se considere ejemplo de pleonasmo. Pero si se elabora un guion para una película de cine, en él también suceden hechos (aunque son de ficción, por eso la distinción).

O en el caso de «¡ven aquí!». El decir «ven» ya implica que es aquí, donde yo estoy. Sin embargo, son expresiones tan utilizadas (sobre todo en España) que, aunque no admitidas por la RAE, no se consideran estrictamente incorrectas. Forman parte habitual del habla. Otro ejemplo similar sería «tengo que verlo con mis propios ojos». Bastaría decir o escribir «tengo que verlo», pero es una expresión tan corriente que se ha convertido en expresión popular.

Por último, es necesario señalar que hay ocasiones en que los escritores buscan una redundancia a propósito, para dar énfasis a lo que quieren expresar. Sería el caso de «mi único amor, mi soporte, mi consuelo» (en vez de «mi único amor, soporte y consuelo»).

Conclusiones

Por tanto, cabría deducir de todo lo expuesto que el pleonasmo es un vicio claro del lenguaje en infinidad de ocasiones. Sin embargo, en algunos casos es aceptado por su extenso uso y porque da lugar a expresiones populares de gran arraigo. Y por último, en algunos casos, cuando es intencionado (sobre todo en poesía) se trata de la famosa «licencia poética» que se toma el autor para dar énfasis, remarcar algo, crear un efecto sonoro, etc.


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4 Comments

  1. www.javierpenas.com 16 junio, 2017 Reply
  2. Conchita 16 junio, 2017 Reply
    • Jose Pimat 19 junio, 2017 Reply

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