El narrador en segunda persona es de las más difíciles de pergeñar por parte de cualquier autor. Por eso mismo es de las menos utilizadas. Hoy profundizaremos un poco sobre sus funciones y la manera de construirlo.
Como ya sabemos por otros artículos (por ejemplo, este sobre la perspectiva de enfoque), el narrador es la figura literaria utilizada en narrativa para dirigir y enfocar el texto de una determinada manera. También para mediar con el lector. Y no hay que confundirlo nunca con el escritor. Este utiliza la figura del narrador para construir la narración de forma coherente, para que el relato sea entendible desde dentro de la propia narrativa.
Pero… ¿qué o quién es el narrador en segunda persona? Para contestar de forma sencilla bastaría con decir esto: el que se usa para escribir una carta, donde nos dirigimos a un tú (y esa es la segunda persona precisamente). Tu novia, tu padre, tu amigo, tu editor, tu lector… Lo mejor es ilustrarlo con un ejemplo:
«Hola, Luis. Tenía ganas de escribirte. Quise hacerlo ayer pero no pude. Ya sabrás que aquí hubo una tormenta muy fuerte. Te digo que, de verdad, estuvimos a punto de tener un disgusto. El agua entraba por todas partes y no sabíamos si tendríamos que evacuar la zona«.
Objetivos del narrador en segunda persona
¿Qué desean conseguir los escritores al utilizar este tipo de narrador? Podríamos encontrar diversas razones. Vamos a enumerar tres:
1ª) Hacer una escritura basada en la narración epistolar. Es decir, utiliza las cartas dirigidas a alguien (un tú, sea un amigo, la esposa, un diplomático, etc.). Sería el ejemplo introducido en la presentación de este artículo. Una novela escrita con ese propósito sería la muy famosa Las amistades peligrosas, del clérigo francés Choderlos de Laclos. Tuvo mucho éxito al ser adaptada al cine.
2ª) Para lograr una aproximación al lector. Es el caso de tantas novelas que utilizan la famosa coletilla:
«Sé que sabes, lector, que todos cometemos errores«.
La coletilla sería «sé que sabes, lector» o «como el lector sabrá», etc.
3ª) Amplificar los pensamientos y sentimientos del personaje. Por ejemplo:
«Si hubieras permitido que ella confiara en ti, no te habría pasado nada«.
En este ejemplo, es el personaje el que se dirige a sí mismo un pensamiento. El escritor usa, de esta forma, este tipo de narrador para desvelar los pensamientos, emociones, sentimientos, etc., de un personaje. Así evita a un narrador en tercera persona, mucho más impersonal.
Conclusiones
Bien, podríamos seguir buscando funciones del narrador en segunda persona. O matizar las ya expuestas. Pero esto se saldría del propósito de un artículo breve. Si quieres ampliar conocimientos sobre este punto puedes acudir a mi sección de libros, donde Técnicas Narrativas Modernas habla de esta sección y de muchas otras.
Si solo quieres ampliar un poco tu conocimiento sobre este tipo de narrador, te recomiendo el siguiente artículo sobre el mismo.
Sea como sea, si has llegado hasta aquí (fíjate que estoy utilizando un narrador en segunda persona en este momento) y te has motivado lo suficiente, podrías agregar algún comentario aquí abajo. Eres completamente libre para hacerlo. O plantear alguna pregunta, si tienes dudas. Estaré encantado de contestarlas.
En todo caso, te invito también a que compartas el artículo en tus redes sociales favoritas.
Hasta pronto.
Hola José,
Muy interesante tu artículo. En un relato en segunda persona el narrador se está dirigiendo todo el rato a ese tú, a esa misma segunda persona a lo largo de todo el texto. Debe ser difícil escribir así, y seguramente por eso hay tan pocos ejemplos.
Saludos y gracias por el artículo
Hola, Juan Antonio…
Pues sí, es muy difícil hacer una novela con un narrador en segunda. Las hay, pero pocas. Algunas, que se dirigen constantemente al lector, apelan a ese tipo de narrador. Por ejemplo, Si una noche de invierno un viajero… de Italo Calvino.
Saludos
Estoy muy interesada en este tipo de narrador. Trato de escribir una historia, larga (la palabra novela me da vértigo todavía) y por más que lo intento, sale en segunda persona. No todo el tiempo, al modo de la novela de Calvino, por cierto una gozada, pero cuando ocurre me vuelve loca. Soy consciente de lo extraño que es el texto en esos casos y hasta he reescrito capítulos con otra voz, pero no consigo que transmita lo que quiero, si la cambio.
Me gustaría que me recomendaras algunos ejemplos en literatura que utilicen la segunda persona. Además del mencionado «Si una noche…», ya he leído «Las Amistades peligrosas», «Drácula» y «Aura» .
Un saludo, me gusta la página.
Hola, Indigo…
¿Que suena extraña la segunda persona? Es una posibilidad más, y si te identificas con ese enfoque… adelante!
Una novela más reciente en segunda persona es «Diario de invierno», de Paul Auster.
Pero si te gustan las emociones fuertes en literatura, puedes tratar de leer «La muerte de Artemio Cruz», de Carlos Fuentes, de 1962. En ella se mezclan tiempos, lugares y personas, en alegre convivencia.
Un saludo cordial
Hola, un cuento con un narrador como ese es «Usted se tendió a tu lado», de Julio Cortázar: https://www.literatura.us/cortazar/tulado.html