Signos de puntuación: el uso de la coma

La coma es el signo de puntuación más frecuente en cualquier texto. Para definirlo por encima podemos decir que organiza el discurso como si se tratara de un universo al que hay que delimitar. Dicho en términos técnicos o lingüísticos: separa palabras, frases, expresiones, acotaciones, etc., provocando una pequeña pausa en la lectura, aunque no siempre. Ver, por ejemplo, el artículo «Coma (puntuación)», de Wikipedia.

Sin embargo, la coma, como todos los signos de puntuación, tiene amigos y detractores entre los propios autores. Un buen amigo de ella sería el escritor portugués José Samarago, que utilizaba la coma para imprimir un ritmo especial a sus escritos, un ritmo casi musical. Veamos un ejemplo de su novela Ensayo sobre la lucidez:

Al ministro del interior, que había sido el de la idea, no le sentó nada bien que los empleados de los servicios de recogida de basuras hubiesen regresado espontáneamente al trabajo, actitud que, en su compresión de ministro, más que una demostración de solidaridad con las mujeres admirables que habían hecho de la limpieza de su calle una cuestión de honra, hecho que ningún observador dudaría en reconocer, …

Como podemos observar fácilmente, Saramago utiliza frases largas bien coordinadas a través de la coma, que va colocando en el texto estratégicamente, para fijar el sentido, la significación, por un lado, y el ritmo de la lectura, por otro.

El universo de la coma

En el plano puramente práctico, la coma puede utilizarse de forma voluntaria o, en otros casos, podemos considerar su uso obligatorio por normativa académica (aunque, como sabemos, los autores siempre pueden saltarse la normativa, lo que no obsta para que la conozcan en profundidad).

Uso obligatorio de la coma

Hay que distinguir bien el lenguaje oral del escrito. En el primero, no sometido a reglas de puntuación, el orador puede usar las pausas o no usarlas, según su criterio (ya no digamos si hablamos del lenguaje popular, en la calle). Sin embargo, en un texto escrito, formalmente se establecen ciertas normas de obligado cumplimiento en la mayoría de los casos. Vamos a considerar los casos más generales:

  • Cuando la coma deshace una ambigüedad.

Por ejemplo, se atribuye al zar Pedro el Grande el uso de un impreso o letrero que decía lo siguiente:

—Matar no tener piedad

Cuando se condenaba a un recluso, se ponía la coma en un lugar, y cuando se lo indultaba, en otro.

Matar, no tener piedad

Matar no, tener piedad

Pedro, pásame la sal.

Pelead, gladiadores, hasta vencer o morir.

Confírmame si mañana trabajas, Carlos.

Como observamos el vocativo puede ir al comienzo, al final o en medio de la frase.

  • Para separar con la coma toda una enumeración.

En el circo había leones, tigres, osos, caballos, perros y focas.

  • Para separar oraciones breves, pero completas.

Llegué, vi, vencí.

Nieva, hace frío, salto, corro, me froto las manos.

  • Para realizar un inciso, una aclaración, dentro de la frase.

Elisa atacó el pastel, todavía entero, con fruición.

  • La coma también se emplea para separar del resto del texto, expresiones muy comunes.

El prisionero protestó, es decir, expresó su queja.

Por último, la sala fue desalojada por la policía.

En fin, será lo que tenga que ser.

  • Para indicar la omisión de un verbo se suele utilizar también la coma.

Unos piensan en alto; otros, para sí mismos. (se omite el verbo pensar en la segunda oración)

  • La coma también es obligada cuando invertimos los términos lógicos de la oración.

Con este ritmo, no terminaremos nunca el trabajo.

  • Después de una enumeración separada por punto y coma, el último elemento es separado por la coma.

Deja la maleta en la cama; el libro, sobre la mesa; el abrigo, sobre el perchero; en la caja, los cedés; y en aquel mueble, el aparato de radio.

  • Cuando la conjunción «y» comienza una información distinta a la inmediatamente anterior.

En su cara vio grabado el horror, y su mano estaba ensangrentada.

  • Y por último, la coma se emplea obligatoriamente para separar frases enteras.

Las mujeres hablaban, los niños jugaban, los pájaros cantaban, los vecinos saludaban…

Empleo opcional de la coma

El uso opcional de la coma depende mucho del escritor y de su estilo, como vimos en el caso de José Saramago. Los hay quienes puntean continuamente su discurso, empleando la coma u otros signos de puntuación. Por el contrario, hay autores que emplean frases largas y subordinadas, en las que la coma no deja de ser una rara avis.

Veamos un ejemplo significativo:

Carlos y yo íbamos a coger el tren pero al final decidimos otra cosa.

Carlos y yo íbamos a coger el tren, pero, al final, decidimos otra cosa.

Teóricamente, ambas frases están bien escritas, y dependerá del autor utilizar la coma o no; una variante de la frase podría ser así:

Carlos y yo íbamos a coger el tren, pero al final decidimos otra cosa.

Veamos otro caso de uso opcional, cuando se anticipa un elemento del que se va a hablar a continuación.

Calor, no pasamos nunca.

Calor no pasamos nunca.

Ambas opciones son válidas, el uso de la coma es opcional.

También va coma detrás de una subordinada adverbial, cuando esta se coloca delante de la frase.

A pesar de estar oscuro, Carlos reconoció a esos hombres.

Sin embargo, si la subordinada es muy breve, se puede omitir la coma:

Si lo sé no vengo.

Otros usos de la coma

Existe un caso en el que el empleo de la coma sugiere un universo abierto o cerrado. Veámoslo:

En tu mundo hay alegrías, dolores, dificultades, vida. (caso abierto)

En tu mundo hay alegrías, dolores, dificultades y vida. (caso cerrado)

En este punto hay que decir que mucha gente, poco preparada, suele utilizar la coma para separar el sujeto del predicado, lo que resulta en un error imperdonable, por ejemplo:

La partida de mi hijo, me sumió en una grave depresión.

Por otro lado, a veces se pone coma antes de un complemento, algo de por sí bastante raro, pero a veces está justificado y es correcto. Veamos un caso:

La mujer se escondió tras su marido. (esta sería la construcción normal)

La mujer se escondió, tras su marido. (aquí se divide la información en dos bloques autónomos, tal vez para dar a entender la dependencia de la mujer)

Si quisiéramos sugerir, por el contrario, un sentimiento de culpabilidad, podríamos escribir de esta forma:

La mujer se escondió, tras sus propias lágrimas.

Como hemos visto a lo largo de este artículo, el uso de la coma es muy variado y nos da la oportunidad de organizar y distribuir la información, incluso de matizarla adecuadamente.

Como último ejemplo, y colofón del artículo, la RAE recomienda el uso de la coma antes de excepto, salvo y menos.

Me gusta todo, excepto la soledad.

Carlos aparecía siempre, salvo que tuviese jaqueca.

Su padre lo perdonaba todo, menos el fracaso.

Foto de Chechi Peinado, en Flickr.

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6 Comments

  1. Arantxa Rufo 18 julio, 2016 Reply
  2. FRANCISCO DELGADO VILÀ 8 febrero, 2017 Reply
  3. Adela Castañón 5 octubre, 2017 Reply
    • Jose Pimat 8 octubre, 2017 Reply

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