Escritura creativa: fundamentos de la misma

Una de las dificultades supremas de cualquier profesional que esté obligado a escribir —o que lo haga por afición— es afrontar el reto de la «hoja en blanco», verdadero pavor del escritor. ¿Qué pongo, qué hago, cómo lo redacto? Y sobre todo, ¿cómo empiezo?

Bien, cuando se trata de un texto corriente, digamos una carta familiar, o a un amigo, o bien un correo electrónico… puede que no le demos importancia; casi lo hacemos sin pensar demasiado. Pero si afrontamos un texto que deseamos más «inspirado», siempre nos planteamos las viejas preguntas: ¿qué quiero decir y cómo quiero decirlo?

La creatividad y la escritura creativa

La escritura creativa y la antigua retórica

Sabemos que en la vieja y culta Grecia, ya elaboraban los siguientes argumentos como base de un buen discurso, y en el preciso orden siguiente:

  1. La invención: el arte de encontrar ideas nuevas.
  2. La disposición: la habilidad para ordenar esas ideas conforme a un plan.
  3. La elocución: el arte de elegir bien las palabras y de construir las frases de la forma más elocuente.
  4. La presentación: que bien podía ser oral o escrita, según el propósito del plan inicial.

Habitualmente, se enseñan las dos últimas con profusión y muy poco las dos primeras. La escritura creativa pretende llenar esa laguna, más en concreto en el apartado de «la invención», el hallazgo (más o menos sistemático) de ideas nuevas que sirvan a nuestro propósito específico.

Y la tarea no es tan sencilla como parece, puesto que somos una especie gregaria y nos aferramos demasiado a los viejos hábitos, porque pensamos que son los más seguros; primero, por conocidos… y segundo, por cómodos. Y es difícil sacarnos de los terrenos trillados para adoptar una actitud más creativa.

¿Se puede enseñar la escritura creativa?

Por supuesto que sí, se puede enseñar y se puede aprender, por lo menos se puede estimular su aprendizaje. El secreto está en hacer aflorar las ideas, en poner en marcha eso que siempre se ha llamado «la inspiración» o, en un lenguaje más literario, «la musa».

En definitiva, para excitar la escritura creativa quizás lo más importante sea comenzar, simplemente, como en casi todo. Si emprendemos una marcha hay que dar el primer paso, si queremos casarnos, antes tendremos que declararnos, si queremos aprender a remar lo primero será familiarizarnos con un remo, etcétera, etcétera.

Y como dice la misma expresión, «escritura creativa» no es más que escribir creativamente, lo cual no es tan difícil si aprendemos a ser creativos, aunque parezca una perogrullada. Ser creativos está en nuestro cerebro, forma parte de nuestro equipo genético, lo que equivale a decir que es algo que no nos es ajeno, que tenemos la base biológica para aprenderlo y desarrollarlo. El resto… ¡sólo voluntad!

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Foto recortada de Emilio García, en Flickr.

2 Comments

  1. severodiletante 1 abril, 2015 Reply
    • Jose Pimat 1 abril, 2015 Reply

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