Escritores noveles: diez errores típicos

Al hablar de escritores noveles, lo primero que hay que dilucidar es a quién nos estamos refiriendo, ya que, como casi todo en esta vida, se trata de una cuestión de grados. No es lo mismo alguien que comienza a hacer unos relatos cortos para habituarse a la narración que otro que ya tenga en su haber un par de novelas. Sin embargo, procederé como hago en mi libro «Técnicas Narrativas Modernas», en donde me dirijo igualmente a ambos extremos de la cuerda.

Para empezar, cuando los escritores noveles comienzan su andadura, en sentido estricto, generalmente lo hacen desconociendo las técnicas literarias, a veces incluso desconociendo la composición sintáctica o, lo que es todavía peor, el sentido de las palabras, asociado a una ausencia de léxico y de riqueza verbal apabullante. Sin embargo, vamos a obviar estos temas, puesto que sería regresar a un estadio demasiado elemental. No obstante… todo lo expuesto anteriormente se aprende sin más, con cierto esfuerzo y dedicación, solo hay que ponerse a ello.

Escritores noveles

En definitiva, pues, vamos a centrarnos casi en exclusiva en los errores más habituales que cometen los escritores noveles, no importa en qué estadio de aprendizaje se encuentren, puesto que son errores que se observan con cierta asiduidad. Me he centrado en diez, aunque lógicamente, si fuéramos a cuestiones de detalle, encontraríamos decenas, centenas incluso… Esto es así porque con la irrupción y el uso intensivo de internet, y las opciones de autopublicación, etc., el número de potenciales escritores noveles se ha multiplicado exponencialmente en los últimos años.

Diez errores típicos de los escritores noveles

Error 1: Confundir la voz del narrador con la voz propia

Tal vez es el error más común y el más difícil de erradicar en un primer momento. Y también el más grave, es el que más perjuicio puede ocasionar en la eventual carrera literaria de un nuevo escritor. Para delimitar el problema, hay que tener en cuenta que cualquier narración, incluso la de una voz autobiográfica, es una pura ficción, y como tal está sometida a unas reglas generales. La primera de esas reglas nos dice que la narración debe ser consistente por sí misma, que dentro del relato debemos encontrar un mundo autosuficiente y completo. Y claro está, no puede serlo si lo que vemos en la historia es únicamente una voz, la del autor omnipresente. En reiteradas ocasiones nos damos cuenta que quien está hablando es una voz «personal», y que todos los personajes están diluidos y fagocitados por esa voz, que no es autónoma, sino que responde a la personalidad específica del autor primerizo. Vencer esa tendencia (por otra parte natural) a narrar desde una única visión (la personal) puede llevarnos algún tiempo y no hay que desesperar.

Error 2: Detallismo innecesario

Otro error muy frecuente y típico, sobre todo en narraciones extensas, como puede ser una novela, pero también visible en relatos cortos. Se trata, ni más ni menos, que de contar todo tipo de detalles y de sucesos que a los escritores noveles les parecen importantísimos, pero que en realidad no lo son (para un lector corriente, no hablamos de amigos, familiares, etc.). Esa tendencia a narrar con todo lujo de detalles cualquier acontecimiento intrascendente, irrelevante para la historia, es una marca típica de cualquier clase de escritores noveles. La narrativa se basa en lo excepcional, lo singular, lo anormal, lo intenso, lo peculiar (podemos llamarlo de mil formas diferentes), incluso cuando (aparentemente) se describen situaciones cotidianas y sin relieve (como es el caso de Franz Kafka).

Error 3: Las acotaciones innecesarias en los diálogos

Otra de las bases de la narración (lo mismo literaria que cinematográfica) es que el narrador pase desapercibido (la cámara en el caso del cine), lo que hará que el lector o el espectador se sumerja completamente en la historia. Si queremos detectar inmediatamente la acción de los escritores noveles no tenemos más que acudir a sus diálogos. Los veremos (si no han superado este estadio) llenos de incisos no pertinentes, incluso completamente irrelevantes para la historia que se está contando. Este error está íntimamente relacionado con el primero y con el segundo. El autor se hace presente constantemente, a través de las descripciones, de los diálogos, de las reflexiones, etc. Quiere cubrirlo todo, abarcarlo todo.

Error 4: La escritura sobre algo que no se conoce

Otro error muy típico de los escritores noveles. Si leemos a un escritor plenamente formado, lo primero que nos llamará la atención será la extensa documentación y ambientación de su historia. Notaremos rápidamente que se ha informado de la forma más amplia posible de aquello sobre lo que tiene que hablar. Sin embargo, en el caso de los escritores noveles sucede exactamente lo contrario. Lo primero que percibimos, apenas hemos leído unas cuantas páginas, es que no hay suficiente información sobre personajes, ambientes, temáticas, etc., para lograr una historia creíble y coherente. Y eso no sucede porque sí, en la mayoría de ocasiones sucede porque no se ha tomado en serio la escritura de una historia de ficción, y se ha dejado todo en las manos de las «musas», las «hadas», la «inspiración» o vete a saber qué clase de fantasías… olvidando que la escritura ante todo es un oficio y que, como tal, hay que aprenderlo a fondo.

Error 5: La excesiva autoexigencia de los propios autores

Otro error bastante común y típico, aunque varíe de autor a autor. En el límite, hay escritores noveles que piensan que «deben» (esta es la autoexigencia excesiva) hacer la obra de su vida, la novela que los lleve al éxito o a un reconocimiento generalizado, que haga que las editoriales se vuelvan locas por publicarle y promocionarle. Como es del todo evidente, no es más que otra fantasía alimentada por una cierta mítica del «arte» de escribir, una concepción romántica y periclitada. Como hemos dicho en el párrafo anterior, no se trata de arte sino de oficio, en primerísimo lugar. Si debe convertirse en arte alguna vez, será después de un sacrificado aprendizaje, nunca antes y a priori. El querer llegar a la excelencia, a la maestría, con la primera novela o los primeros relatos es una versión idílica muy alejada de los hechos.

Error 6: Falta de sutileza

Por desgracia, nos encontramos con mucha frecuencia con escritores noveles que construyen todo su edificio narrativo basándose en afirmaciones tajantes, en una falta considerable de matización de los propios personajes o de la historia que se está contando. Esa visión tan unipersonal y unipolar nos da la impresión de una falta de maduración por lo que se refiere a la experiencia vital, que al margen de los progresos técnicos que se hayan hecho (y que pueden ser notables), nos dice que el escritor no está todavía suficientemente preparado para la narrativa, que en sí misma es un arte de la sutileza. Para lugares comunes y tópicos habituales ya está la prensa diaria, internet o la televisión.

Error 7: Excesivo miedo a la crítica

A nadie le gusta ser examinado, evaluado, juzgado, expuesto a la opinión pública, «desnudado», qué duda cabe. Ese pudor primario es una pura autodefensa del ego y es completamente natural. Sin embargo, llevado a un exceso, puede convertirse en un obstáculo insalvable en la carrera de los escritores noveles. La autoestima es necesaria en la vida, pero no hay que confundir los términos: una cosa es la persona que está detrás de cada autor, y que debe ser siempre preservada de ataques personales, de argumentos «ad personam»… y otra muy distinta la obra que se está realizando y que es objeto, como por otra parte es lógico, de la crítica y del examen pertinentes. Si un niño comienza a dibujar y lo hace rematadamente mal no vamos a juzgarle por ello, pero sí podemos ayudarle a mejorar, si es que tenemos los suficientes conocimientos de dibujo para hacerlo. Una consecuencia lógica de este craso error de magnificar las críticas ajenas, es la de convertir el estilo personal en anodino, en equivalente a cualquier otro que escriba en las mismas condiciones. La difuminación en la masa siempre es la mejor estrategia para pasar desapercibido, que en última instancia es la perentoria necesidad psicológica de los que se sienten demasiado expuestos. Hay que vencer por completo ese temor para progresar debidamente.

Error 8: El autoengaño

No hay nada tan destructivo en nuestra vida corriente como el autoengaño. No se trata de que otro u otros te engañen o te mientan, lo que ocurre de vez en cuando y tiene una relativa importancia. Lo realmente peligroso es que tú mismo te engañes y no seas consciente de ello. Este fenómeno es muy corriente en la vida cotidiana y seguramente todos tenemos ejemplos de sobras acerca de conocidos, amigos o familiares a los que les ocurre. Ellos no son conscientes, pero nosotros sí, al poder observar desde la distancia y con una mayor objetividad. Lo mismo ocurre con los escritores noveles en innumerables ocasiones. El hecho de tener cierta experiencia en narrativa los lleva automáticamente al autoengaño, y a pensar que ya tienen toda la experiencia que precisaban, que ya no necesitan corregir sus textos como hacían antes, que su nueva prosa es casi perfecta, y que apenas necesitan algún retoque aquí y allá. Por supuesto, esta es una visión en exceso narcisista, con una percepción crítica disminuida y una propensión a la sobrevaloración de lo propio (sea la inteligencia, la capacidad, el arte, la suficiencia, etc.). Al tratarse de fenómenos asociados al ego y al amor propio, la soberbia, la falta de humildad, etc… son difíciles de corregir, incluso siquiera de hacerlos conscientes. Y por tanto son un freno importante para el progreso en la escritura de narrativa de ficción.

Error 9: La escasa consideración hacia la corrección del propio texto

Es un error relacionado con el anterior, pero a veces tiene connotaciones propias. No tiene por qué tratarse de autoengaño basado en la sobrevaloración de sus propios textos, sino de una cierta pereza o negligencia a la hora de corregirse. Hay que tener en cuenta que uno de los oficios más difíciles sobre el planeta Tierra es el de la narrativa de ficción. Hace un tiempo, solo se dedicaban a él los escritores que tenían una vocación irrenunciable. Como primer ejemplo podemos poner al propio Cervantes, que antes de dedicarse en exclusiva al oficio fue soldado, rehén… y otro montón de cosas, hasta que se decantó por las «letras» (como se decía antes). Sin embargo, la proliferación de escritores noveles en la actualidad es tal que realmente no aprenden como se debe, puesto que imitan no a los mejores (como se hacía hasta no hace tanto tiempo), sino a sus iguales, a los que escriben como ellos. Y en el mundo de prisas y de aceleración en el que vivimos se considera de lo más normal corregir un texto de forma ligera, casi imperceptible. Un error funesto que lleva al anquilosamiento de la escritura y a la falta de progreso real en el oficio.

Error 10: La falta de un  estilo propio

He dejado para el final un error que sería el compendio de los anteriores. Es normal, por un lado, que los escritores noveles que van surgiendo día sí y día también no tengan un estilo definido. Sin embargo, por otro lado, lo que ya no es tan normal es que no tengan estilo alguno, o que su estilo se confunda con el de cualquier otro escritor primerizo. Se debe buscar el estilo ya desde el comienzo, y para ello tendremos que definir nuestras opciones básicas: léxico, construcción sintáctica de las frases, puntuación, uso de ciertas temáticas y ambientes, la utilización de jergas o la caracterización de ciertos personajes, el tipo de conflictos, el modo de tratarlos, los finales que damos a los relatos, etc., etc. Porque, en definitiva, el estilo es la huella que dejamos a través de nuestra narrativa. Y no podemos dejar una huella anodina… o lo que es peor, ninguna huella.

Bien, hasta aquí ha llegado el artículo. Para mayor información y ampliación de los conceptos considerados, no dejéis de adquirir, si queréis progresar adecuadamente, mi manual sobre «Técnicas Narrativas Modernas». Sin duda os ayudará a mejorar vuestra narrativa. Muchas gracias.

Foto de Ramona Forcella, en Flickr.

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16 Comments

  1. Teresa Maldonado 9 abril, 2016 Reply
    • Jose Pimat 10 abril, 2016 Reply
  2. carl stanley 18 julio, 2016 Reply
    • Jose Pimat 26 julio, 2016 Reply
        • Jose Pimat 7 agosto, 2016 Reply
    • Celestina 1 agosto, 2017 Reply
  3. Charo Bernal Celestino 8 septiembre, 2016 Reply
  4. Max Neil Lopez Lara 11 septiembre, 2016 Reply
  5. Fernando 14 octubre, 2016 Reply
    • Jose Pimat 15 octubre, 2016 Reply
  6. Sebastian 2 abril, 2018 Reply
    • Jose Pimat 2 abril, 2018 Reply
  7. Baldur 1 marzo, 2021 Reply
    • JPimat 1 marzo, 2021 Reply

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