La descripción literaria es un asunto que no terminan de ver y entender los autores noveles; por eso voy a hacer un artículo desenfadado para tratar de explicarlo con alguna pequeña dosis de humor. Para introducir el tema vamos a pensar en cómo se escribía en el siglo XIX. Vamos a partir de ahí, de ese punto lejano en el tiempo.
Había mucha descripción literaria antiguamente, cierto, capítulos enteros dedicados solo a eso. ¿Es posible hacerlo hoy de la misma forma? La respuesta es un contundente ¡NO! ¿Por qué? Entre otras menudencias por los cambios de hábitos y de costumbres, pero sobre todo por el cambio de las mentes y de las percepciones de las nuevas generaciones.
Si regresamos al siglo XIX, por un momento, hay que tener en cuenta que había gente que no salía de su aldea o pueblo. Sin embargo, les llegaban periódicos o libros y los leían. Esos lectores tenían que imaginárselo todo, desde los paisajes a los vestidos o las mansiones y casas. Era lógico que los autores emplearan la descripción literaria como si fuera un pintor que reflejara la realidad con sus pinceles. La pintura, en este caso, se hacía con palabras.
¿Es necesaria la descripción literaria?
Ahora bien, con la irrupción del cine y de la televisión, ¿es necesaria toda esa descriptiva hoy en día? Es evidente que no. Sin embargo, yo sigo viendo novelas o narraciones de autores primerizos que pierden el tiempo describiendo hasta el menor detalle de un cuarto, pongamos por caso. El personaje camina hacia aquí, ahora hacia allá, se describe con minucioso detalle hasta los más insignificantes detalles de las cortinas de las ventanas, pero de hecho casi nada, en la mayoría de los casos, que tenga que ver con la trama ideada ni con el progreso de la acción narrativa.
Es decir, a veces es necesaria la descripción literaria, tanto ahora como hace siglos, pero siempre que aporte algún elemento a la trama, algo que se relacione íntimamente con los acontecimientos que se están narrando; de lo contrario, ¿qué sentido tiene? Pues bien, yo veo todavía novelas en las que la mitad de lo escrito sobra, literalmente. Para eso está la revisión del texto, me dirán algunos. Bien, es una buena respuesta, lo malo es que casi ningún autor quita nada de lo que ha escrito. Más bien revisan las faltas de ortografía, de sintaxis, etc…, pero revisar el texto para eliminar frases o párrafos, ¡qué horror!
Es un problema importante, porque hasta que los autores emergentes, los que comienzan a hacer narraciones en la actualidad, no vean claro que de sus textos pueden conservar tal vez el 50 %, en el mejor de los casos, no progresarán nunca en narrativa. Y eso es así porque se tiene la falsa idea de que lo escrito hay que conservarlo como oro en paño. Nada más lejos de la realidad. Cuanto más te empeñes en conservar lo que no es correcto, menos avanzarás en tu progreso.
Este asunto también tiene que ver con la enseñanza secundaria… porque lo normal es que los maestros y profesores enseñen justamente lo que no hay que hacer, y esto lo hago extensivo a todas las ramas de la enseñanza, por eso están siempre con nuevas leyes sobre educación (al menos en España, que es desde donde escribo).
Y cuando piden una redacción los alumnos se van a lo más fácil, a una pura descripción. Si los docentes no corrigen esa tendencia de origen, ya tenemos un vicio narrativo más en el equipaje de los alumnos. Si a alguno de ellos, en el futuro, se le ocurre dedicarse a escribir, primero tendrá que despojarse de todo el mal aprendizaje hecho, que suele ser bastante; también en el caso de los estilos, que son usualmente de carácter informativo, como si estuvieran describiendo los distintos tipos de volcanes, ¿se entiende, verdad? No es eso, hay que dominar ciertas técnicas para hilvanar un discurso narrativo interesante y atractivo para cualquier lector.
La importancia de la revisión
¿Cómo se corrige todo esto? Simplemente prestando atención, porque hasta lo que yo sé, no vas a aprender a escribir en ninguna universidad o escuela. La mayor parte del trabajo para llegar a ser escritor será autodidacto, cada uno se espabilará como pueda y se aprenderá mejor o peor según los talentos de cada cual, algo que es muy subjetivo (o sea, depende mucho de cada sujeto).
En definitiva, si quieres progresar un poco en tu escritura, comienza por revisar toda la descriptiva que haces. ¿Utilizas la descripción literaria para rellenar páginas o la utilizas como una herramienta que tenga que ver en lo más profundo con la trama? Una u otra respuesta te dará la clave para actuar con sentido común y con cierto criterio narrativo.
Y no te preocupes si tienes que eliminar frases, párrafos o páginas enteras, es lo normal cuando se está aprendiendo, ¿o acaso si queremos hacer una silla nos quedamos con todas las maderas y piezas que construimos? Si nos salen mal las tiraremos y volveremos a empezar, ¿no? Exactamente igual hay que hacer en narrativa con la descripción literaria, y no hay excusas para eso. Por eso es tan importante la labor de revisión una vez tengamos listo el texto inicial.
En fin, espero que este breve texto sobre descripción literaria, haya despertado vuestra curiosidad, ¿qué piensas tú? Haz libremente un comentario o compártelo en tus redes sociales favoritas si lo crees conveniente. En cualquier caso, muchas gracias por llegar hasta aquí.
Excelente!!! Me encantó. Cuesta «tirar» hasta en la vida misma je. Pero es necesario.
¡Exacto, Ana!
Tenemos una tendencia a conservar, restos de la evolución de la especie, algo en principio correcto.
Pero en narrativa, nada es «vital», no nos lo tenemos que tomar como si nos fuera la vida en ello.
Lo que no sirve se ha de eliminar, pero… muchos tienen el prurito del «ego de artista», que hace mucho daño, sobre todo a quien comienza o no tiene un recorrido todavía bien asentado.
Un saludo muy cordial
El detector de mierda, de Hemingway juas juas
Buen artículo, sí señó…