En este nuevo artículo vamos a abordar el buen uso del léxico. Es posible que a nadie se le escape su manifiesta importancia en la vida social y cultural. Lo haremos, como es normal, a través del habla y de la escritura. Además, utilizaremos ejemplos de los usos correctos e incorrectos que podemos encontrarnos.
Primero tenemos que definir qué entendemos por léxico, a pesar de ser un término muy conocido. Si accedemos al RAE, vamos a encontrar cinco acepciones. A efectos de este artículo solo nos interesa la cuarta, que dice así:
Vocabulario, conjunto de palabras de un idioma, o de las que pertenecen al uso de una región, a una actividad determinada, a un campo semántico dado, etc.
RAE
Es decir, en último término, asociamos léxico a vocabulario. En el sentido en que queremos hacer un buen uso del léxico, son sinónimos plenos.
Así pues, la riqueza léxica de un idioma estará formada por el conjunto de vocablos (y expresiones) pertenecientes al mismo. Ese conjunto se recoge, usualmente, en los diccionarios de la lengua. La imagen, no obstante, pertenece a una enciclopedia. En ella se insertan, además del léxico o vocabulario habitual, imágenes. También se recogen, entre otros, nombres propios y hechos históricos o sociales.
Conceptos sobre el léxico
Vamos a aclarar algunos conceptos asociados, para estudiar, a continuación, el buen uso del léxico. Una clase léxica se compone de las palabras que forman un conjunto bien definido. Hacen referencia a ciertos conceptos o a un área determinada de significados. Estas clases se suelen recoger en diccionarios ideológicos, de ideas afines, etc.
Por otro lado, se pueden formar diversos grupos a partir del léxico. El léxico patrimonial sería el que evoluciona dentro de un idioma. En cambio, el léxico prestado es el que incluye neologismos o extranjerismos formados en un idioma diferente al nuestro.
Se conoce como jerga el léxico utilizado por un grupo social o por un sector profesional. También existen diccionarios especiales que recogen las diversas jergas del mundo profesional, por ejemplo un diccionario jurídico, económico, etc.
Por último, se conoce como lexicón al grupo completo de palabras de las distintas clases léxicas que conforman un idioma. Unos diccionarios especiales, conocidos como thesaurus (tesauro en español) agrupan las clases léxicas, utilizando sinónimos, antónimos, grupos gramaticales, modismos, expresiones diversas, etc.
Cabe añadir que el campo de estudio del léxico es la lexicografía. Se analizan, entre otros, los conceptos teóricos y la técnica de composición. La lexicología, por el contrario, solo se encarga de recopilar las unidades léxicas.
Buen uso del léxico: su importancia
Para hacer un buen uso del léxico es necesario aprender las unidades básicas del vocabulario, tales como nombres, verbos, adjetivos, pronombres, etc. Se consigue a través de los diccionarios de todo tipo. También con las gramáticas, sin duda. Sin embargo, un paso previo es la lectura habitual. Sin lectura, es muy difícil acceder a un amplio léxico. No basta la enseñanza media, ni siquiera la universitaria (salvo para el campo de las filologías).
Pongamos un ejemplo. Un grupo de gente sale al campo y a la montaña en un día soleado. Algunas personas solo verán caminos, montañas, árboles, flores e insectos. En cambio, para aquellas que se preocupan de nombrar fielmente a la realidad, verán orogénesis, erosión, fósiles, limos, oquedades y pozas, céfiro, calina, acacias y pasionarias. Es solo un ejemplo, lo mismo sucedería en una excursión a la playa o al teatro.
Las cosas que podemos nombrar también las podemos pensar. Si no tenemos el suficiente léxico para hacerlo ni siquiera podremos ordenar nuestros pensamientos.
Buen uso del léxico con ejemplos
No obstante, para hacer un buen uso del cuerpo léxico no basta con aprender de memoria miles de vocablos. Es necesario, también, saber utilizarlos y no cometer errores. Si hacemos poco por usar de manera adecuada la lengua, eso lleva a que se degrade. Y la degradación conduce a la falta de comunicación. O a la comunicación defectuosa e, incluso, a la incomunicación. Si cada uno de nosotros entiende una palabra o expresión de un modo determinado o personal, acabaremos por no entendernos.
Así pues, vamos a analizar el léxico a partir de algunos apartados fundamentales, que serán los siguientes:
- Errores fonéticos y otros vulgarismos
- Neologismos necesarios e innecesarios
- Extranjerismos
- Vocablos con dos o más formas
- Vocablos ambiguos
Errores fonéticos y vulgarismos
En ocasiones, por confusión o precipitación (o por ignorancia, claro está), hablamos o escribimos determinados vocablos de forma incorrecta. Pongamos unos ejemplos:
afusilar por fusilar, alante por adelante, cangrena por gangrena, cónyugue por cónyuge, costipado por constipado, diabetis por diabetes, disgresión por digresión, espúreo por espurio, fustrar por frustrar, geraneo por geranio, insaluble por insalubre, pacencia por paciencia, poblema por problema, pograma por programa, sumerger por sumergir, vertir por verter, etc.
Las primeras formas, resaltadas en rojo, son incorrectas. Es solo una pequeña muestra de las faltas constantes que solemos cometer en la vida diaria.
Neologismos necesarios e innecesarios
Sin duda, el léxico es un elemento inestable, evoluciona cada día, los hablantes pueden elevar una palabra al olimpo y olvidarse de tantas otras, que quedan desfasadas. Los neologismos son palabras nuevas que pueden estar justificadas o no. Depende de la necesidad y oportunidad que tengamos para usarlas.
Por ejemplo, friki es una palabra de reciente uso, para el que tenemos el vocablo «raro«. No es necesario usarla en nuestro idioma, pero si se populariza y se extiende su uso, los académicos no tienen más remedio que recogerla e incorporarla a los diccionarios. Para ello tiene que pasar un tiempo prudencial y ser, además, recogida en textos escritos.
Veamos más ejemplos de neologismos, algunos… además de innecesarios son incorrrectos:
adjetivización por adjetivación, agitamiento por agitación, amarilloso por amarillento, antihumano por inhumano, aperturar por abrir, concepcional por conceptivo, saque de córner por saque de esquina, email por correo electrónico, censurador por censor, medical por medicinal, orfelinato por orfanato, etc.
En el ejemplo anterior, vemos cómo amarilloso, antihumano, saque de córner, censurador y orfelinato han acabado convirtiéndose en sinónimos de pleno derecho de los términos a los que sustituían. Los demás siguen siendo «proscritos», entre otras razones, porque no siguen las reglas gramaticales usuales… o bien porque no son de uso común.
Buen uso del léxico: los extranjerismos
En ocasiones, por moda o por necesidad, debemos echar mano de términos que proceden de otros idiomas. Al final, si su uso se extiende lo suficiente, acaban siendo incorporados al castellano. Eso sí, se adapta su grafía a nuestro idioma. Sin embargo, en multitud de ocasiones, son modas pasajeras. Acaban cuando los hablantes dejan de utilizar los términos que se pusieron de moda por unas circunstancias u otras. La influencia del idioma dominante (en este caso, el inglés… como antes lo fueron el latín, el español, el francés, el italiano…) es decisiva.
Veamos algunos ejemplos:
- affaire (asunto escandaloso, ilegal, sexual, etc.)
- amateur (aficionado)
- baby (niño)
- jeans (vaqueros)
- best-sellers (éxito de ventas)
- parking (aparcamiento)
- bluff (montaje, engaño)
- boom (auge repentino)
- footing (correr)
- fan (seguidor entusiasta)
- dossier (expediente)
- dribling (regate)
- light (ligero)
- leitmotiv (tema básico)
- mailing (campaña de correo electrónico)
- lobby (grupo de presión)
- master (curso especializado)
- sex-appeal (atractivo erótico)
- show (espectáculo)
Como puede verse a primera vista, hay un poco de todo. Los extranjerismos se escriben en cursiva. Hay algunos que ya se han incorporado al léxico español (bluf, dosier, máster). Los demás siguen siendo términos extranjeros.
Pero hay muchos otros que ya forman parte del corpus léxico (obsérvese que «corpus» es una palabra latina ya utilizada como vocablo común en nuestro idioma). Veamos ejemplos significativos:
atrezo (de atrezzo), bafle (de baffle), boxeo (de box), bumerán (de boumerang), bufé (de buffet), cabaré (de cabaret), capó (de capot), chándal (de chandail), cóctel (de cock-tail), coñac (de cognac), cruasán (de croissant), escáner (de scanner), eslogan (de slogan), esnob (de snob), faquir (de fakir), rol (de rôle), misil (de missil), etc., etc.
Vocablos con dos o más formas
Para el buen uso del léxico es importante también saber que muchos términos tienen más de una forma. De ese modo, podremos elegir una u otra en función de nuestro interés particular. Ejemplos:
- abarca, albarca
- ambidextro, ambidiestro
- amoblar, amueblar
- anchoa, anchova
- anejo, anexo
- anexionar, anexar
- arremangar, remangar
- asaetear, saetear
- áspid, áspide
- autentificar, autenticar
- balbucear, balbucir
- barnizar, embarnizar
- besuquear, besucar
- bisílabo, disílabo
- bisté, bistec
- bizcocho, biscocho
- boniato, moniato
- buhardilla, bohardilla, guardilla
- cacahuete, cacahué, cacahuey, cacahuate
- cacto, cactus
- calina, calima
- casi, cuasi
- chalé, chalet
- chauvinismo, chovinismo
- compartimento, compartimiento
- congoleño, congolés
- cuádruple, cuádruplo
- descalabrar, escalabrar
- despabilar, espabilar
- detrito, detritus
- dolorido, adolorido
- elucubración, lucubración
- enhiesto, inhiesto
- extrovertido, extravertido
- femineidad, feminidad
- hiedra, yedra
- hierba, yerba
- hosco, fosco
- jaguar, yaguar
- legaña, lagaña
- lubricar, lubrificar
- mahonesa, mayonesa
- marihuana, mariguana
- minorar, aminorar
- mistificar, mixtificar
- mongol, mogol
- nacarado, anacarado
- panocha, panoja
- pijama, piyama
- puertorriqueño, portorriqueño
- quizá, quizás
- salvaguardia, salvaguarda
- sefardí, sefardita
- seísmo, sismo
- septiembre, setiembre
- sondear, sondar
- sudeste, sureste
- vermú, vermut
- vivac, vivaque
- yámbico, jámbico
- yudo, judo
Es tan solo una muestra entre otras. Existen muchas más formas dobles o triples (incluso cuádruples). Es bueno tenerlas todas en cuenta. También es verdad que, a medida que alguno de los términos no se usa, acaba por desaparecer. O bien queda relegado en los diccionarios bajo el rótulo: «en desuso».
Términos ambiguos
Se trata de vocablos que pueden ser, en último término, confundidos. Expresan significados distintos y por eso es extremadamente importante diferenciarlos. Son los parónimos. Veamos unos pocos ejemplos. Podríamos añadir muchos más.
abertura: hendidura | apertura: iniciación de un acto
absceso: grano | acceso: entrada a un lugar
actitud: predisposición | aptitud: capacidad para algo
casualidad: azar | causalidad: causa de algo
desecar: quitar la humedad | disecar: conservar un animal
enojo: enfado | hinojo: planta
estío: verano | hastío: aburrimiento
hombría: cualidad del hombre | umbría: zona de sombra
libido: deseo sexual | lívido: amoratado o pálido
tribal: de la tribu | trivial: corriente
Bien, y hasta aquí llega nuestro artículo de hoy sobre el buen uso del léxico. Espero que os haya servido. Si os motivó, podéis comentarlo más abajo o compartirlo en vuestras redes sociales favoritas. Muchas gracias.
Gracias, José, por tan excelente artículo.
Hola, Javier…
Gracias a ti por pasarte por esta humilde página.
Un saludo cordial
Conciso, didáctico y muy útil. Muchas gracias, José.
Hola, Mariano…
Gracias a ti por pasarte por la página y hacer un comentario al artículo.
Un saludo de lo más cordial
Además de lo dicho, ayuda a tomar conciencia/consciencia, gracias.
Hola, Antoni…
Gracias por el aporte.
Saludos
claro el léxico nos da la forma de mejorar la forma de actuar en el campo de la vida diaria
Hola, jhoncuellar…
Gracias por tu comentario.
Saludos