Novela experimental española

Ya hablamos en un artículo anterior de los tipos de novela en general, según características definidas. Hoy vamos a hacerlo de la novela experimental española que comienza a desarrollarse a partir de los años 60 del siglo pasado, una vez que la novela social pierde impulso debido a sus limitaciones estructurales y a su escasa entidad literaria.

Hay que decir, de entrada, que la literatura experimental nace en todo el mundo entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, cuando ciertas técnicas novedosas (ampliamente explicadas por este autor en «Técnicas Narrativas Modernas» (véase el enlace)) comienzan a imponerse, para renovar la gran novelística del siglo XIX, con mención especial para los grandes creadores de los años 20: James Joyce, Hemingway, Kafka, Faulkner, Virginia Woolf, etc.

Asimismo, el boom latinoamericano de los años 50/60 contribuyó en gran medida a que la literatura española se renovase completamente, alentando la experimentación en todos los campos, también en narrativa, con gran auge en esos años.

Resumiendo mucho, podríamos decir sin temor a equivocarnos demasiado, que la novela experimental española de esos años se produce por el cansancio de los lectores frente a la novela realista y social previa, que había agotado todos sus recursos expresivos.

Un hito fundamental en este camino fue la excelente novela Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos. Por desgracia, este prometedor autor murió poco después debido a un accidente. Sin embargo, también autores que provenían de la novela social, como Juan Marsé o Juan Goytisolo, comenzaron a escribir en clave de novela experimental. Incluso autores de generaciones anteriores, como Cela o Delibes, llegaron a hacerlo.

Novela experimental española: características básicas

La mayor diferencia de la nueva novela experimental con la novela social precedente es la forma de contar la historia. Incluso la novela que abrió el camino, como fue Tiempo de silencio, aún puede considerarse novela social, por su temática y ambientación. En cambio, las técnicas empleadas para su escritura son absolutamente diferentes. Vamos a resumir los cambios experimentados en la narrativa experimental frente a la novela social precedente.

Desaparición del argumento clásico. La historia que se cuenta no deja de ser una excusa para todo tipo de digresiones por parte del autor.
Predilección, a veces, por la segunda persona, dirigiéndose el narrador a un tú indeterminado, que podríamos considerar como un desdoblamiento del protagonista.
Uso intensivo del monólogo interior, siguiendo las directrices de Joyce, Faulkner, Woolf, etc.
Aparición de significados simbólicos dentro de la historia: los relatos se convierten en parábolas o alegorías generales de la condición humana.
Mezcla heterogénea de estilos y géneros: novela negra, estilo directo e indirecto, mónologos y diálogos, etc…
Abandono de la tradicional división en capítulos; incluso a veces se sustituyen por símbolos cualesquiera.
La novela experimental rompe con la tópica cronología lineal. Se va adelante y atrás según los requerimientos de la historia.
Empleo abundante de imágenes y metáforas, alteración del orden sintáctico oracional…
Utilización de la parodia y la ironía como fórmulas para conectar con el lector.
Presencia de personajes con problemas de identidad, que intentan dilucidar la razón de su existencia (no olvidemos que son los años en los que el existencialismo cobró fuerza).

Novela experimental española: obras y autores

Los novelistas se apuntaron con cierto entusiasmo a la novela experimental, puesto que les permitía jugar con su creatividad e imaginación, propias por otro lado del oficio narrativo. A veces, ya desde el propio título puede advertirse esta tendencia, por ejemplo en «El león recién salido de la peluquería», de Antonio F. Molina.

Citemos ahora, de modo resumido, los autores y obras más importantes de la nueva novela experimental de esos años (hay que decir que la tendencia llega hasta los años 80, aproximadamente):

Luis Martín Santos

Tiempo de silencio (1962) es la obra fundamental, y que abre un camino inexplorado para la narrativa española.

Juan Goytisolo

Procede del realismo social, y completa una trilogía sobre «la destrucción de España» de gran éxito editorial: Señas de identidad (1966), La reivindicación del conde Don Julián (1972) y Juan sin tierra (1975).

Juan Benet

En el café Gijón conocerá a su gran amigo Luis Martín Santos. Tal vez el escritor español más influyente de la segunda mitad del siglo XX en España. Estuvo muy influido por Joyce, Proust y Faulkner, y como hiciera este último, imaginó un universo novelesco en torno a un territorio imaginario llamado Región. Es uno de los puntales decisivos de la novela experimental de esos años. Entre sus obras más significativas encontramos Volverás a Región (1967), Saúl ante Samuel (1980) y Herrumbrosas lanzas (trilogía, 1983-1986).

Miguel Delibes

Delibes fue un autor consagrado de una generación anterior. Entró en la novela experimental debido a dos obras decisivas: Cinco horas con Mario (1966) y Los santos inocentes (1983).

Camilo José Cela

Otro autor de la generación del 36 que incorpora en dos novelas técnicas que desprecian el hilo argumental clásico: San Camilo 1936 (1969) y Oficio de tinieblas (1973).

Gonzalo Torrente Ballester

Con su obra «La saga/fuga de J.B.» se sale claramente de la narrativa tradicional que había cultivado anteriormente, para crear una novela experimental atípica, no exenta de una notable calidad literaria.

Podríamos citar otros autores y obras relacionadas con la novela experimental, pero para un artículo breve como este, la relación expuesta creo que es suficiente para dar una idea general sobre el tema tratado. Para más información véase, por ejemplo, este artículo, entre otros muchos que se pueden localizar a través de la red.

Foto de José Manuel mazintosh, en Flickr.

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